El desarrollo personal y profesional está marcado por una serie de desafíos que, a diario, nos brindan la oportunidad tanto de cumplir nuestras metas de corto o largo plazo, como de crecer y perfeccionarnos, en un mundo cada vez más exigente, dinámico y competitivo. Así lo asegura María Cristina Rivera Guzmán, exitosa emprendedora y líder penquista, quien, a pesar de los desafíos y adversidades, nunca ha bajado los brazos en los negocios y menos en la vida.
Ello le ha permitido empoderarse paso a paso en diversas actividades económicas, dejando entre quienes la conocen, una imborrable huella de prestancia y carácter, fortalezas imprescindibles para surgir en un entorno extremadamente exigente y competitivo, donde la mayoría de los líderes y referentes pertenecen al género masculino.
“Este éxito -comenta María Cristina- surge de mi infatigable deseo por aprender cosas nuevas y mantener el equilibrio frente a las crisis y oportunidades que enfrento a diario, y que también parte clave del crecimiento, tanto económico como personal”.
Palabras que confirman el carácter decidido e invencible de esta emprendedora, oriunda de Concepción, lugar donde vive y se desarrolla exitosamente en sus múltiples actividades económicas, que incluyen los mercados de rentas vitalicias, vestuario y turismo.
– María Cristina, ¿cómo te defines?
Como una persona comprometida con todo lo que hago, que trata de cumplir cada una de las metas que se propongo en la vida, sin pasar encima de los demás. Además, tengo alto espíritu social y adaptativo para compartir con gente de todos lugares y ámbitos, lo cual me ha permitido explotar una de mis principales habilidades que es la capacidad de vender productos. De hecho, mi trayectoria laboral se marca en ese ámbito, vendiendo una infinidad de productos, desde muñecas, corbatas, queso y vino, hasta seguros y rentas vitalicias.
Y si bien tengo un fuerte espíritu creyente muy definido por formación, soy tolerante de todas las formas de pensamiento, así que fe va más allá de hablar de fanatismo, pues me ha dado la fuerza para lograr muchas cosas y salir de muchas situaciones adversas en mi vida.
– ¿Qué te motiva en la vida?
Cumplir mis sueños y los de mi familia, para tener un buen pasar y salud. Soy creyente, tengo una imagen de Santa Rita de Casia, la patrona del hogar, y nunca, gracias a Dios, nos ha faltado el alimento. Me motiva que mi hijo cumpla todos sus desafíos laborales y personales, y creo que hacer las cosas con amor es lo más inspirador. Así se lo he inculcado siempre a quienes estimo de corazón.
– ¿Es muy complejo ser mujer líder en el mundo de los negocios?
Creo que mi carácter fuerte y frontal me ha ayudado mucho a forjarme un rol de líder. Eso me ha ayudado mucho en el mundo de los negocios, donde aún existe mucho machismo. Aunque también creo que la mujer, desde su rol maternal, posee mayor empatía para enfrentar situaciones como en las que me desempeño, ya que al trabajar en el rubro de pensiones tengo que tener una visión global y certera de cómo se debe llevar a cabo un proceso tan importante como la forma en que vamos a vivir nuestros últimos años.
– ¿Y cómo te empoderas en este nicho tan masculino?
Como mencioné, mi personalidad fuerte y directa me ha ayudado a enfrentar y superar muchas barreras, como el machismo imperante en nuestro país que se grafica en la alta desigualdad en sueldos y el escaso acceso a puestos dirigenciales relevantes para la mujer. Sin embargo, también creo que la mejor forma de empoderarme fue a través de la experiencia y la posibilidad de leer, informarme y perfeccionarme. Soy una mujer que lee todos los días el diario, para no ser tratada de “desinformada”, el típico argumento que usan los hombres para validar “su superioridad” frente a nuestro género. Más aún en esta época donde sufrimos una enorme brecha digital.
– ¿Alguna vez te has sentido discriminada por no cumplir los cánones de belleza física tradicionales, como ser delgada, por ejemplo?
En realidad no. Mi presencia y prestancia siempre me han aportado mucho para ser validada por mis pares. Y en eso incluyo vestirme bien y arreglarme de manera impecable todos los días. Por ello me siento tranquila para afrontar esa discriminación superficial. Y si alguna vez ocurrió algo así, nunca lo detecté o me fue indiferente. Sin embargo, creo que hoy sí existe una permanente discriminación social y económica, que afecta tanto o más que la discriminación física-corporal.
– ¿Cuál ha sido la crisis más importante en tu vida? ¿Crees que te permitió crecer y desarrollarte para ser la mujer que hoy eres?
Perder a mi madre a los quince años fue un golpe muy duro que me ayudó a crecer como mujer, ya que tuve que asumir muchos de sus roles. Creo que eso me ayudó mucho a madurar y pensar bien las oportunidades que se me iban presentando. Por otra parte he vivido la enfermedad de familiares cercanos, lo que me ha permitido, de manera instantánea, reaccionar de buena forma y construir una personalidad organizada frente a situaciones límites como, por ejemplo, durante el terremoto del 28 febrero de 2010. En esa oportunidad asumí un rol de liderazgo frente a mis vecinos, generando una cohesión positiva que nos ayudó a enfrentar una situación tan adversa.
– ¿Cuáles son las claves para tener éxito en un emprendimiento?
Primero hay que saber separar las cosas. Generalmente creemos que nuestros amigos o familiares, por el hecho de haber construido una relación de amistad y compañerismo, están en la misma visión que tenemos al momento de iniciar un negocio, y lamentablemente no siempre es así. Por ello, es crucial saber hacer esa lectura previamente, ya que puede definir el éxito en un emprendimiento. Luego, hay que tener orden administrativo, teniendo muy claras las cuentas, ingresos, egresos, gastos fijos y variables.
También es esencial la fidelización de los clientes, porque más allá de vender un producto o prestar un servicio de calidad, está la consideración humana con nuestro usuario. Por ende, hay que empatizar y construir “tejido social”. Por último, está la formación continua y la capacidad de reinventarse, ese un valor crucial a considerar en estos tiempos en que la tecnología nos pide que estemos en constante cambio.
– ¿Crees que la mujer todavía tiene que aprender a empoderarse en la vida laboral?
Siento que la mujer, los hombres y la ciudadanía en general tienen que entender que el género femenino hace varios años que ya se empoderó en todos los aspectos de la vida. Personalmente siento orgullo de vivir en una familia donde la palabra machismo no existe, y todos cooperamos para el correcto funcionamiento del hogar. Ahora que mi hijo ya tiene casa propia, con mi marido seguimos asignándonos tareas sin distinción alguna de roles, Todo parte por el hogar, y muchas veces considero que la primera barrera que tiene que superar una mujer es la puerta de su casa. Por ende, una vez asimilado este aspecto, los demás ámbitos quedan supeditados al control de las relaciones que se dan en la vida personal.
– ¿Qué es lo más importante que una mujer debe tener claro para lograr sus metas y liderazgo?
Aprender a posicionarse, y saber que eres madre, trabajadora, compañera y amiga, y que tú misma tienes derecho a ser feliz y cumplir tus propias metas. Creo que el liderazgo se consigue en la calle, conociendo gente y sus realidades, trabajando en todo lo que venga, si la necesidad lo amerita, y sabiendo que más temprano que tarde, la empatía y compañerismo, te darán ese reconocimiento sano y espontáneo propio de toda mujer líder.
– ¿En qué áreas prestas asesoramiento actualmente?
En el ámbito de las pensiones, específicamente en rentas vitalicias, aunque también me manejo en ámbitos legales concernientes a compañías de seguros, donde tengo amplia trayectoria. También estoy con un nuevo emprendimiento de turismo, que brinda opciones de departamentos y alojamientos a turistas para que se sientan cómodos en la zona (mariacristinariveraguzman@gmail.com).
– ¿Y cómo te reinventas sin perder la motivación y el equilibrio?
Creyendo absolutamente en la capacidad de resiliencia del ser humano, que le permite levantarse en la adversidad, nutriendo su fuerza de voluntad y tolerancia a la frustración. Esto es clave, así como también cultivar la motivación de levantarse y mantener el equilibrio entre lo familiar, la salud mental y física, y la relación con nuestro entorno social.